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“A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.” (1 Reyes 18:44)
“Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.”(1 Reyes 18:41-46)
No todos tenemos la misma capacidad de mirar las cosas de la misma manera.
Dos médicos pueden mirar a un enfermo, uno puede mirar o percibir una cosa y otro puede ver o detectar otra cosa.
Dos personas que se dedican al negocio pueden mirar un producto que ambos quieren comprar uno pude ofrecer un precio y el otro puede ofrecer otro precio, y es posible que en el mismo producto ambos miraron algo diferente.
Dos personas pueden salir en la noche a observar el cielo uno puede mirar lo negro de la noche y otro puede mirar brillar las estrellas.
Se cuenta una historia de dos vendedores el primero enviado a representar una compañía de zapatos, cuando llegó al lugar el vendedor se afligió porque para su sorpresa la gente del lugar no usaba zapatos, le informo a la compañía que en el lugar no se podía hacer ese tipo de negocio porque la gente no usa a zapatos. La compañía no se quedó conforme y mandó un segundo vendedor, cuando este llegó, hizo un análisis y mandó una nota a la compañía que decía: “incrementen la producción de zapatos urgentemente porque con lo que tenemos no ajustaremos con la demanda pues nadie usa zapatos”. He aquí el mejor ejemplo de que no todos miramos de la misma forma.
Mientras unos miran una oportunidad otros miran un fracaso.
Mientras unos miran una crisis otros miran una oportunidad.
Ver y oír, es algo maravillosos.
A veces que usted está viendo y oyendo algo que otros no escuchan, solamente usted porque son sonidos muy agudos.
Oír y distinguir las notas musicales es un don y algo agradable.
Come y bebe; porque una lluvia grande se oye.
Elías escuchó la lluvia, esto podría parecer locura para Acab, pero Elías el profeta estaba hablando en serio.
Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada.
La repuesta del criado a Elías era la realidad, el no miraba nada, cuando tenemos personas que nos ayudan en la tarea de la visón, debemos trabajar en ellos hasta que vean lo que nosotros estamos mirando. El criado servidor de Elías sería el que tendría que llevar el mensaje a Acab, de que la lluvia venía y no podía ir sin antes el mirar bien. Sube siete veces.
Y vio de lejos y claramente a todos.
Vale la pena la insistencia en alguien hasta que miren lo que nosotros miramos. Elías nos enseña que no se puede lograr tener éxito en la visión para la gente en el primer intento.
Jesús nos enseña otra experiencia cuando sanó a un hombre ciego.
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.” (S. Marcos 8:22-25)
Creo que con esto Jesús nos quiso enseñar más que un milagro.
Es la única vez que Jesús para sanar a un enfermo le pone dos veces las manos.
En el primer intento mira, pero su visión es borrosa y mira a los hombres que caminan como árboles, pero Jesús le pone nuevamente las manos y él mira claramente.
Creo que Jesús nos quiso enseñar, que, si el con todo su poder tuvo que imponer las manos dos veces, nosotros debemos insistir las veces que sea necesario hasta que la gente vea claramente.
Cuando escuchemos esto en nuestra familia, cuando escuchemos esto en nuestros empleados, cuando escuchemos esto en discípulos, cuando escuchemos esto cada nicaragüense. Significa que algo grande se avecina a nosotros, que la lluvia vine y hay que correr.
Cuando nosotros escuchamos decir a alguien, ahora escucho, ahora veo, ahora siento, ahora recuerdo, eso significa que algo cambio.
“Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.”(Daniel 9:22)
“Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.” (S. Juan 13:7)
“Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,” (Hechos 10:34)
“Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.” (S. Juan 9:25)
Todos estos versículos nos enseñan el cambio qué hay cuando alguien revive una viven diferente de lo que antes, veía o entendía.
Declaración profética.
Declaró que la visión se aclara en: la familia, la empresa, en iglesia, en los discípulos, en la nación. Profetizamos que una lluvia grande caerá en estos días, lluvia de salud, lluvia de unidad, lluvia de alegría, lluvia de felicidad, lluvia de unidad, lluvia de recurso que nunca estaban en tu mente. Declaró que el que tenía una visión borrosa mirará claramente lo que Dios está haciendo en éste tiempo. Amen, amen, amen.
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